

Debo empezar este nuevo blog de cine con una de mis películas favoritas. Cada fotograma es una obra de arte barroco, mimado hasta el último detalle gracias a la genialidad de Francis Ford Coppola. La música de Wojciech Kilar intenta erizarnos los pelos, y lo consigue, pero no con terror, lo hace a través de la verdadera historia romántica que esconde la película, cuyo inicio hace que nos quedemos pálidos y sin sangre por derramar. El amor nunca muere... ¿Qué más se puede decir que no ensucie esta última frase?.
2 comentarios:
No cabe duda que coincidimos en muchas cosas. Es también una de mis favoritas y la he visto en repetidas ocasiones. Las transformaciones de Drácula son espectaculares y su amor eterno enamora a cualquier mujer.
Fascinante, una maravilla, una de las cumbres del cine fantástico de los años 90.
Pero con un problema. Dracula... no es Dracula. El personaje que creó Bram Stoker era una criatura demoníaca, el mal en estado puro, carente de toda posibilidad de salvación o redención, todo lo contrario del que presenta Coppola.
Eso ni mejora ni empeora la película, pero hay que tenerlo en cuenta a la hora de ver las películas sobre el personaje.
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