Festival de San Sebastián: Premio del Público
¿Volvemos al cine mudo? Ah, no... que esto es poesía visual...
Y aquí sí que me he quedado solo, más solo que el maestro. Se trata de una belleza visual que ha maravillado a entendidos y a no entendidos, si es que en este mundo del celuloide alguien entiende, y no me estoy refiriendo a ninguna inmoralidad que el maestro pudiera juzgar como tal, si es que tal acto es inmoral. La verdad es que sólo me quedan juegos de palabras porque de la película poco puedo decir, salvo que la fotografía es realmente fascinante. El tímpano abraza menos de cincuenta frases durante toda la obra, lo que es sin duda todo un récord de este cine oriental que se toma al pie de la letra eso de que “una imagen vale más que mil palabras”. Lenta, aburrida, cansina, previsible, catequista y pretenciosa. Está de moda la poesía visual. Menos mal que los paisajes son preciosos.

¿Volvemos al cine mudo? Ah, no... que esto es poesía visual...Y aquí sí que me he quedado solo, más solo que el maestro. Se trata de una belleza visual que ha maravillado a entendidos y a no entendidos, si es que en este mundo del celuloide alguien entiende, y no me estoy refiriendo a ninguna inmoralidad que el maestro pudiera juzgar como tal, si es que tal acto es inmoral. La verdad es que sólo me quedan juegos de palabras porque de la película poco puedo decir, salvo que la fotografía es realmente fascinante. El tímpano abraza menos de cincuenta frases durante toda la obra, lo que es sin duda todo un récord de este cine oriental que se toma al pie de la letra eso de que “una imagen vale más que mil palabras”. Lenta, aburrida, cansina, previsible, catequista y pretenciosa. Está de moda la poesía visual. Menos mal que los paisajes son preciosos.
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