viernes, 31 de julio de 2009

Déjame Entrar (Let The Right One In), 2008

Festival de Tribeca: Mejor Película
Festival de Göteborg: Mejor Película, Mejor Fotografía
Al salir de clase
Una vez más, cine poético. Una vez más, planos largos, escenas inacabadas, guiones que se intuyen, secuencias que en lugar de disfrutar hay que sentir, conversaciones que se van apagando sin que nadie luche por mantenerlas encendidas. ¿Es esto romanticismo? Más bien parece una serie de colegiales enamorados venida a más, con un toque de sed sanguinolenta que no viene a cuento de nada, y que para colmo, en ocasiones roza el mal gusto. El final no sorprende en absoluto, más que nada porque sigue con la misma línea absurda que el resto de la película. Drácula, de Bram Stoker, sí es un ejemplo de amor, poesía y vampiros, pero acompañado de buen cine, que al fin y al cabo es de lo que se trata en este mundo del séptimo arte.

1 comentario:

Juan Rodríguez Millán dijo...

A mí tampoco me entusiasmó lo más mínimo. Me hubiera interesado una película sobre el amor de un niño humano y una niña vampira, pero eso tarda demasiado en llegar y lo hace de forma algo torpe. ¿Con ese material y todo el dramatismo proviene del hermano de un abusón? La historia daba más juego que todo esto.