Terror auténtico Hay que verla de noche según nos vence la madrugada, en una casa grande poco iluminada con puertas de madera vieja y gatos que corretean sin previo aviso. No asusta, no hay ninguna sorpresa acompañada de un golpe de platillos, no hay efectos especiales impresionantes. Simplemente aterra, impide conciliar el sueño durante una semana y graba recuerdos en tu cerebro para el resto de las noches de tu vida. Avisado queda todo el mundo. Otra opción es verla con varios amigos, varias cervezas y ganas de pasarlo bien; entonces puede ser sumamente divertida, pero esta opción supone perder la oportunidad de disfrutar de una buena película de auténtico terror.
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