Espiga de Plata (SEMINCI) al Mejor Actor
La vida sí tiene un precio
Óscar a la mejor película de habla no inglesa, ese premio norteamericano que tanto prestigio otorga y cuyo valor real cada vez es menor. Es difícil destacar cuando el guión se repite una y otra vez, otra vez el Holocausto, otra vez los judíos, otra vez los nazis. Hay quien defiende la idea de que conviene repetir las atrocidades que se cometieron en aquellos campos de concentración para que nadie olvide. Realmente dichas salvajadas sucedieron ayer, ocurren hoy y seguirán ejecutándose mañana, e independientemente de nuestro olvido, nos seguiremos llevando las manos a la cabeza pensando hasta qué límites insospechados puede llegar la raza humana. En cuanto a la película, bien llevada y estructurada, enormes actuaciones y un gran dilema ético que no pienso desvelar. Merece la pena.
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