lunes, 8 de marzo de 2010

Shutter Island, 2010

Tortilla pasada
Cuando haces una tortilla es importante darle la vuelta una vez para que se tueste bien por los dos lados. Hay quien le da otra vuelta, e incluso luego otra, eso va en gustos, como lo de añadirle o no cebolla. Pero si alguien pretende darle más de 20 vueltas al mismo huevo batido sólo pueden pasar dos cosas: si no eres hábil, se desparrama por toda la cocina. Este no es el caso, la película de Martin Scorsese aguanta porque el director es diestro en su arte. Si eres hábil lo que le pasa a la tortilla es que se quema, pierde sabor y al cliente no le gusta. Este es el caso de Shutter Island, demasiadas vueltas de guión, historia absurda, chamuscada y carbonizada, espectador calcinado, escaldado y aburrido. Y cuando la comida sale mal, lo demás no importa, aunque los invitados al banquete interpreten bien su papel.

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