

Menos mal que en Filmaffinity no soy el único que no la considera una obra maestra. La verdad es que supongo que será una de estas películas de época que en su momento fueron transcendentales, pero nunca me alegré tanto de la muerte de alguien, la misma que anuncia el título y tarda en llegar. No vuelvo a ver nada que entre sus críticas encuentre la frase “poesía visual” porque ya me fue mal con La Fuente de la Vida y con ésta me ha ido aún peor. Yo es que si la gente entiende por poesía en cine el no hablar y no mover la cámara, miradas interminables y gestos incomprensibles, pues soy un auténtico bruto cuya sensibilidad es cercana al cero por ciento, pero vamos, que sigo diciendo que a mi el corazón me vibró con Los Puentes de Madison, no con este tipo de cine pedante, que sólo mentes estúpidas adulteradas por el estudio pueden comprender. Y como me acabo de meter con todos aquellos a los que les entusiasma esta obra, pues pido perdón por mi último arranque de rabia, y ruego un minuto de silencio por Venecia, por una ciudad tan bella que ha tenido que soportar algo tan rematadamente soso. Uy… no lo estoy arreglando, mejor me callo que está claro que no tengo sentimientos... Para gustos se hicieron los cóleras. Digo… los colores… Ya en serio, a quien le haya gustado lo respeto profundamente y mi último fin sería ofenderle, mucho menos llamarle pedante, pero los que consideramos que esto no es precisamente una obra de arte no somos, ni mucho menos, idiotas.
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